Aunque parezca que no tiene importancia, el packaging es
lo primero que ve el cliente potencial, es el punto de contacto. Hay infinidad
de envases, pero son muy pocos los que realmente llaman la atención del cliente. Para conseguir que
el envase del producto “entre por los ojos” del consumidor, Fox Business da una
serie de consejos:
-Prestar atención a los detalles legales: el envase debe
de tener toda la información necesaria y hay ciertas restricciones legales.
-Tener en cuenta a los competidores: cuanta más
información se tenga de la otra marca, mejor será el resultado. Al mirar lo que
otros están haciendo puedes mejorarlo o innovar cambiándolo.
-Apostar por un “look” uniforme: el “packaging” está
influido enormemente por el público objetivo y hay que tenerlo en cuenta en
todo momento.
-Diseñar para diferentes productos: el diseño debe ser
trasladable a todos los productos de la marca. Y si la marca sólo tiene un
producto, debe ser compatible con el diseño de cualquier otro material de
promoción.
-Fabricar envases sostenibles: de esta manera, la percepción
del consumidor sobre la empresa mejora.
Veamos ahora algunos ejemplos reales de la gran
importancia que tiene el envase, o “packaging” a la hora de vender un producto
o una imagen.
Tenemos por un lado el caso de “Tropicana”, la marca de
zumos de fruta, que experimentó un pequeño cambio cosmético en el diseño del
packaging que hizo que sus ventas se desplomasen de la noche a la mañana cerca
de un 20%. La diferencia consistía en cambiar la fotografía de una naranja por
al de un vaso de zumo de naranja. Los responsables decidieron volver al diseño
antiguo después de perder unos 100 millones de dólares en ventas.
Otro ejemplo de esto es la importancia que “Apple”, la
empresa de electrónica, le da a su embalaje. La multinacional cuenta con una
sala en la que se dedican a abrir cajas, y es que para Apple, una simple caja
merece tanta atención como el dispositivo electrónico que contiene. La
filosofía de la empresa es que el consumidor es capaz de percibir esta atención
por el detalle, transmitiéndole que se preocupan por él y estableciendo un
vínculo que transciende al precio.
Para concluir, no importa que sea un zumo de naranja o un
ordenador de última generación, el envase tiene que cuidarse hasta el más
mínimo detalle, porque si al público no le atrae desde el principio será muy
difícil captar su atención más adelante.
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